La UNAM tiene un Código de Ética que establece los principios y valores que guían la conducta de los universitarios, en el apartado de “Integridad y honestidad académica” se señala lo siguiente:

La integridad y la honestidad son principios del quehacer universitario. Por ello, todos los miembros de la comunidad académica deben apegarse en todas sus actividades al rigor académico en la búsqueda, ejercicio, construcción y transmisión del conocimiento, así como ser honestos sobre el origen y las fuentes de la información que empleen, generen o difundan.

De acuerdo con el International Center for Academic Integrity los valores fundamentales de la integridad académica son:

Plagio académico

En el contexto de la UNAM, de acuerdo a lo que nos indica el Departamento de Ética Académica, el plagio es:

La apropiación indebida de textos, imágenes, datos, tablas, diseños o gráficos que pertenecen a otros autores, y ocurre cuando se utiliza en un trabajo o texto propio sin citarlos adecuadamente o poner referencias bibliográficas a las fuentes originales que se consultaron y emplearon.

En términos generales, existen dos tipos de plagio, según la intencionalidad del que lo comete plagiario voluntario es decir, aquel que actúa de manera deliberada, incluso con técnicas avanzadas para maquillar las ideas extraídas de otro autor y por el otro lado, el plagiario involuntario que, por falta de conocimiento, experiencia o formación académica, comete errores sin alcanzar a percibirlo.

Uso ético de la información

Tipos de plagio más frecuentes:

Con el uso de la tecnología se ha incrementado el plagio académico, pero también se ha facilitado su detección y análisis, lo cual ha dado como resultado toda una industria que gira alrededor de este fenómeno, por citar un ejemplo, la empresa Turnitin, genera reportes con los comportamientos negativos más frecuentes y tiene la manera de saber cómo se gesta en las diferentes regiones geográficas.